Para este año y a pesar de la emergencia sanitaria que afronta el mundo, el equipo de comunicaciones de Velas y Velones San Jorge, cumpliendo con todos los protocolos de bioseguridad, rinde homenaje a la fiesta religiosa más esperada en el municipio de San Pedro de los Milagros y el norte de Antioquia.
A través del testimonio de vida de la señora Gloria Patricia Gómez y el señor Iván Darío Zapata, ambos habitantes del municipio de San Pedro de los Milagros, en pocas horas superaba las 20.000 personas alcanzadas en las redes sociales de San Jorge y cientos de comentarios alusivos al Señor de los Milagros.
Tradicionalmente, se reunían miles de personas en procesión hasta el templo principal agradeciendo por los favores recibidos, incluso feligreses de otros municipios pagaban sus promesas de rodillas durante varios kilómetros. Sin embargo, para el presente año, la manera de celebrar se adaptó a las nuevas herramientas de comunicación para dejar así el mensaje de gratitud hacia el Señor de los Milagros.
Agradecemos a doña Gloria y don Darío por permitirnos llegar hasta su casa y contar esta historia de vida y gratitud que se seguirá difundiendo en Colombia para que miles de personas más reciban contenido de gran interés.
Oración al Señor de los Milagros
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Os adoramos, os alabamos, os bendecimos y os glorificamos ¡Oh Señor de los Milagros!, Padre, Hermano y Amigo nuestro bondadoso, en unión con vuestra Santísima Madre y Señora nuestra, la Virgen de los Dolores, por los siglos de los siglos. AMÉN
¡Oh amadísimo Señor de los Milagros!, que por suma e indecible bondad y para darnos una prueba de vuestro infinito amor hacia los hombres habéis querido morir pendiente de esa cruz, después de haber padecido los más crueles tormentos y haber derramado toda vuestra preciosa sangre en rescate por nuestras culpas y pecados; henos aquí postrados ante vuestras plantas adorables para acompañaros en vuestros cruelísimos martirios, daros una muestra de nuestra tierna compasión por vuestros dolores indecibles y profesaros nuestro sincero amor y nuestra profunda gratitud por tan costosa redención.
Venimos, Señor, a meditar en vuestra pasión dolorosísima durante este santo novenario y a presentaros humildemente nuestras plegarias con la más segura confianza de que seremos escuchados. Sí, Señor y Dios nuestro, amadísimo Cristo Crucificado: por esa corona de espinas que taladran vuestras sienes y atormentan vuestra santísima cabeza; por esos clavos que traspasan vuestros pies y vuestras manos adorables; por esos tantísimos azotes que hicieron de vuestro cuerpo sacrosanto una sola llaga; por esa hiel y vinagre que amargaron vuestra lengua; por esos insultos y blasfemias que hirieron cruelmente vuestros purísimos oídos y lastimaron vuestra delicadísima alma; por esa lanza que rompió vuestro costado y abrió vuestro divino corazón; por esas tres horas de espantosa agonía; por vuestras últimas palabras y vuestro último suspiro, perdonad nuestros pecados y escuchad las plegarias que venimos a presentaros a vuestros pies ensangrentados.
Os lo pedimos por los méritos de vuestra Madre Dolorosa, cuya intercesión no podéis desatender por es Madre nuestra y auxiliadora de los hombres.¡Oh Madre de los Dolores!, abogada nuestra dilectísima, presentad a vuestro Hijo Crucificado nuestro dolor y contrición, nuestra compasión y nuestras lágrimas y las súplicas que le hacemos en esta novena, para gloria suya y bien nuestro.
AMÉN