El miércoles de ceniza marca en los católicos el comienzo de la cuaresma, un tiempo destinado para la reflexión. Anunciando así la llegada de la Semana Santa, cuarenta días después.
Por tradición se impone una cruz en la frente de los creyentes como símbolo representativo de conversión y recogimiento. Aunque en el presente año, debido a la pandemia que vive el mundo entero, la decisión de cambiar la forma de su imposición se ha transformado según las regulaciones sanitarias dispuestas por cada gobierno nacional y las autoridades eclesiásticas.
El Papa Francisco pidió a los fieles católicos que vivan una cuaresma de caridad, recordando con fervor a los fallecidos en medio de la emergencia sanitaria. Dando una luz de esperanza, luego de la incertidumbre vivida en las familias del mundo. Entonces es la cuaresma una oportunidad de reflexionar sobre la importancia del autocuidado y la responsabilidad que tiene la humanidad sobre los más vulnerables.
«Ayunar significa liberar nuestra existencia de todo lo que estorba, incluso de la saturación de informaciones -verdaderas o falsas- y productos de consumo», señaló Francisco en sus medios oficiales de comunicación, haciendo alusión a la importancia de los cambios y sacrificios espirituales constantes.
Velas y Velones San Jorge, durante varios meses previos a la Semana Santa, prepara su producción para lograr abarcar la totalidad del país con los tradicionales velones blancos usados en las celebraciones religiosas, acompañando a los fieles en sus oraciones.
“La cuaresma es la representación para la Semana Santa, siendo unos días de cambios positivos que por decisión propia se asumen como metas. Dejando atrás todo aquello negativo que nos agobia”, manifestó Juan José Gómez, católico residente el municipio de San Pedro de los Milagros.